Juan Ignacio Luppi
Justicia,
mentira y poder desde la perspectiva femenina en “Emma Zunz”
Introducción
En
su cuento Emma Zunz, Jorge Luis Borges abandona por un momento los laberintos
filosóficos y la erudición intelectual que lo caracterizan para adentrarse en
un drama íntimo, humano y visceral. A través de Emma, una joven marcada por la
tragedia familiar y la impotencia frente a la injusticia, Borges construye un
relato que desafía los límites entre verdad y mentira, entre justicia y
venganza, y que plantea una mirada profunda desde la experiencia femenina. Esta
tesis busca analizar cómo el personaje principal usa la mentira como
instrumento para lograr justicia, y cómo esa estrategia revela una forma
particular de ejercer el poder desde una posición históricamente oprimida.
Mentira y verdad: el límite borroso
El
eje del relato gira en torno a una mentira. Emma no mata a Loewenthal en un
acto de defensa, sino que planea su asesinato. Sin embargo, Borges presenta
esta mentira con una carga moral ambigua. El narrador, que en otros cuentos se
mantiene distante, aquí se detiene en una frase clave: “La historia era
increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era
cierta.” Este giro nos muestra que la “verdad emocional” —el dolor, la rabia y
la necesidad de justicia— tiene tanto peso como los hechos objetivos.
Emma
construye un relato que encaja en los esquemas legales, pero su verdadera
motivación es la reparación emocional de una injusticia que el Estado ignoró.
Así, la mentira se convierte en una herramienta legítima para dar voz a una
verdad silenciada.
La justicia como creación desde los
márgenes
Emma
actúa porque el sistema judicial ha fallado. La muerte de su padre no genera
investigaciones, y el responsable queda impune. Frente a esa impotencia, la
protagonista se convierte en autora de su propia justicia. Esto no solo implica
matar, sino también diseñar una narrativa creíble que manipule el lenguaje
legal. Emma comprende el funcionamiento del sistema, sabe qué necesita oír la
policía, y entrega una historia que lo satisface.
En
este acto, ella no solo castiga al culpable, sino que toma el control de una
situación donde, como mujer, joven y empleada, estaba destinada a no tener
poder alguno. Borges, sin juzgarla, nos muestra cómo el acceso a la justicia
puede exigir transgredir las normas que estructuran la impunidad.
El poder femenino en un contexto opresivo
En
una época donde el rol femenino era pasivo y limitado, Emma irrumpe con una
fuerza silenciosa pero efectiva. No pelea con fuerza física ni con autoridad
institucional, sino con estrategia, inteligencia y control emocional. Su
cuerpo, su voz, su silencio y su sexualidad se transforman en herramientas de
poder.
La
escena en que se acuesta con un desconocido, aunque profundamente dolorosa, es
también un acto consciente de manipulación del relato que luego entregará.
Borges muestra aquí una forma de poder distinta, una que nace desde la
marginalidad y que se vale de lo que la sociedad desprecia o subestima. Emma no
actúa impulsivamente: planifica, calcula, actúa con frialdad. Es la figura de
una mujer que decide, que crea, que se impone a una estructura que no la
protege.
Conclusión
Emma
Zunz no es un simple cuento de venganza, sino una reflexión literaria sobre los
límites entre lo moral y lo legal, lo verdadero y lo creíble. Desde una mirada
femenina, Borges construye un personaje que representa a tantas otras voces
silenciadas, a quienes la justicia no escucha.
Emma
toma el control de su historia, modifica los hechos, fabrica pruebas, y
transforma su dolor en acción. Su mentira no busca engañar por beneficio
propio, sino restablecer un equilibrio que el sistema le negó. En definitiva,
Borges deja entrever que la justicia, en ciertos contextos, no es un valor
absoluto, sino una construcción personal, íntima y muchas veces secreta. Ella
es la prueba de que incluso lo falso puede expresar lo más profundo de la
verdad humana
Comentarios
Publicar un comentario