El sufrimiento en silencio y la injusticia del
sacrificio
Los cuentos “Cambio de luces” y “La intrusa”, ambos de
autores argentinos, presentan historias donde los personajes más débiles son
víctimas de la injusticia y del egoísmo de otros. En ambos relatos, las
personas humildes se enfrentan a situaciones que los exceden, sin posibilidad
de decidir sobre sus propios destinos.
En “Cambio de luces”, el paciente está indefenso,
postrado y dependiendo de un médico que, en lugar de cuidarlo, lo utiliza como
una especie de juguete cruel. El doctor, con su indiferencia, juega con la vida
del enfermo, probando el cambio de luces en medio de una operación. Esa actitud
refleja un desprecio absoluto por la dignidad del otro. (Enumeración de
ejemplos: “juguete cruel, indiferencia, desprecio”).
En “La intrusa”, los hermanos Nilsen toman decisiones
sobre Juliana Burgos como si fuera un objeto. La compran, la venden, la regalan
y, finalmente, uno de ellos la mata creyendo que así resolverá el problema de
los celos entre ellos. La mujer no tiene voz ni voto en su propio destino.
(Comparación: Es como si fuera un mueble que se pasan de mano en mano, sin
importar sus sentimientos).
Ambos cuentos muestran cómo el poder y el egoísmo
llevan a cometer actos crueles contra quienes no pueden defenderse. En este
sentido, los personajes indefensos se convierten en víctimas de un sistema que
los ignora o los usa para satisfacer caprichos. (Afirmación categórica: No son
personas las que se sacrifican, son vidas que otros destruyen sin culpa).
Por eso, al leer estas historias, es imposible no
preguntarse: ¿cuántas veces, en la realidad, también se cometen estos
sacrificios silenciosos? Borges y Cortázar muestran en sus relatos una sociedad
donde el más fuerte decide y el más débil paga las consecuencias.
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